jueves, 25 de marzo de 2010

Dolores de Cabeza…

25 de marzo del 2010, actualmente casi 24 horas continuas de dolor de cabeza… desesperante, espeluznante, casi incapacitante… empieza de pronto, sin previo aviso, “migraña clásica” le llaman, no entiendo, la música puede ser clásica, la literatura puede ser clásica, hasta una época determinada de la historia puede llamarse clásica, pero llamar clásica a una condición de dolor inesperado me parece hasta cruel, humor negro. Luego del inicio desprevenido de la “migraña clásica” suelo tomar algún analgésico, rogando que haga efecto y calme el dolor, he tomado de todo, ninguno es totalmente efectivo, básicamente, cuando tomo una pastilla es como si jugara a la ruleta, con muy pocas chances de ganar… si el dolor no pasa, empieza a aumentar progresivamente, luego vienen las náuseas, a veces vomito, a veces no… cuando el dolor ya es muy fuerte me mareo, todo me da vueltas, el tiempo parece detenerse y el dolor hacerse eterno… Ya van casi 24 horas de dolor, y recién empieza a amainar, suerte, a veces dura tres días o más… irónicamente, es en momentos como este, cuando el dolor me va dejando, y mi conciencia va retomando su lugar, que me vuelvo algo más lúcido, pienso con algo más de claridad, incluso a veces me dan ganas de escribir, ya no versos ni poemas, si de reflexiones, esas que salen de lo más interno, como éste reclamo/reflexión sobre mis dolores de cabeza, que parecen no quererme dejar en paz…

domingo, 21 de febrero de 2010

Cazador

La luz me atrae, quiero llegar a alcanzarla, corro tras ella, trato de agarrarla, entre mis dedos se escapa, como si de repente fuera un líquido dorado fluyendo en el cielo… no consigo atraparla, es escurridiza la muy maldita, sigo corriendo tras ella, pero cada vez la veo más lejos, la fatiga empieza a adueñarse de mi cuerpo, sudo mares, mis músculos se agarrotan, mi vista se nubla, ya empiezo a sentir que tiemblan mis piernas y la luz se aleja… en mi estado pseudoconciente caigo en cuenta que la luz no corre por correr, si no que huye de la oscuridad, que la está alcanzando, puedo sentir su desesperación, el nerviosismo de la luz es tan nítido ahora que acelera mi corazón, la entiendo, yo también huiría de la oscuridad, que como un manto negro gigantesco va cubriéndola, apagándola, asfixiándola… pasan pocos minutos y la luz es ya sólo un punto a lo lejos, ya dejé de correr, se que alcanzarla no puedo, no mientras huya de la oscuridad, y todos los días huye de la oscuridad, me apena saber que para mí la luz será siempre inalcanzable, a no ser que… que yo cace la oscuridad…